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Design thinking, un impulso creativo para los emprendedores

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En el mundo del emprendimiento, a la hora de montar un negocio, es recomendable seguir una metodología que te guíe por el camino y el Design thinking se está abriendo espacio para colocarse como una de las más populares, y por algo será. Son muchas las grandes compañías que optan por seguir esta metodología a la hora de lanzar nuevos productos o servicios y seguro que no es la primera vez que oyes hablar de esta, pero ¿sabes realmente en qué consiste y cómo puede ayudarte? Te lo contamos.

El design thinking abraza la creatividad y el diseño como bases y coloca al cliente como el centro de todo el proceso. Tim Brown, CEO y presidente de IDEO, define en su libro Change by Design esta metodología como “una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocio puede convertir en valor para el cliente y en una oportunidad para el mercado”.

Como comentábamos, uno de los puntos principales y que distinguen al Design Thinking es que tiene un enfoque centrado en el usuario, es el epicentro de cualquier idea de negocio, ya que es fundamental para que cualquier idea de negocio funcione, pues se quien decidirá si usar el producto o servicio que le ofreces. De esta forma, se sitúan al mismo nivel usuarios, modelo de negocio y tecnología a implementar. 

El Design Thinking sigue un proceso no lineal basado en cinco fases, en las cuales se impulsa la iteración y evolución de las ideas, permitiendo al emprendedor ajustar su producto o servicio a las realidades del mercado. Estas etapas son:

  • Empatización. Si el usuario es el centro de todo el proceso, no podemos comenzar sin conocerle. Es esencial que te sitúes en su lugar para descubrir qué es lo que realmente necesitan y qué es lo que tú puedes aportarle. Ya que sin conocerlos realmente, tu producto o servicio no estará verdaderamente adaptado a él ni impactarán en ellos.  Esta es una fase de observación activa que trata de identificar esas necesidades de las personas. 
  • Definición. A raíz de la información obtenida en la fase anterior, es hora de que comiences a elaborar hipótesis con lo que has observado de tus usuarios y su entorno. Es decir, concreta al máximo el problema en el que te vas a centrar, así podrás saber en qué basarte a la hora de sacar ideas.
  • Idear. A partir del problema observado, crea una lista de ideas de lo que puedes ofrecer al usuario, cuantas más ideas mejor.
  • Prototipo. Llegó el momento de materializar la idea, crea un prototipo, tampoco tienes que perfeccionarlo al máximo, sino que mejor que uses el mínimo de los recursos, pero que funcione, es decir, un MVP. 
  • Testeo. Lanza tu primer prototipo al mercado para que tu futuro público objetivo pueda probarlo. De esta forma estarás haciendo una evaluación de tu producto o servicio, obteniendo las primeras conclusiones e identificando los primeros puntos de mejoras.

La visión holística de esta metodología que se centra en tres pilares: cliente, ejecución y rentabilidad, aporta numerosos beneficios para las empresas. Por ello, no es de extrañar que muchas de las grandes compañías la apliquen. Entre estos destacan:

  • Innovación y mejora continua. Fomenta un flujo constante de ideas y experimentos, alimentando la innovación y permitiendo descubrir nuevas oportunidades de negocios. Esta metodología impulsa a desafiar lo convencional y buscar soluciones disruptivas que marquen la diferencia.
  • Minimización del riesgo. Al centrarse en la comprensión profunda del usuario y en la validación previa de los productos o servicios con prototipos, el Design Thinking ayuda a minimizar el riesgo que acompaña al emprendimiento. Esta capacidad de detectar errores y corregirlos antes de lanzarse al mercado, permite ahorrar costos.
  • Fomento del trabajo en equipo. Esta es una metodología inherentemente colaborativa que fomenta el trabajo en equipo. La inclusión de un equipo multidisciplinario en el proceso enriquece la generación de ideas y potencia la creatividad.

En definitiva, el Design Thinking es una gran aliada para todo emprendedor que quiere sobrepasar los límites de lo convencional y alcanzar el éxito.

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